Una vez me llevó un amigo a escalar y también a practicar un poco de tirolesa, tuve una sensación casi suicida. Recuerdo estar parada en la punta de la piedra con el arnés puesto en mi espalda y sentir muchísimo miedo de que al soltarme pudiera caer y reventarme en el piso... mi amigo me esperaba abajo y me gritaba que lo hiciera sin pensar, que él me estaría esperando para cacharme. Fue horrible aventarme, pero una vez en el aire, cuando dejé de gritar, me di cuenta que casi era como volar y abrí los brazos y los ojos e imagine que verdaderamente lo hacia!!
Y ayer, mientras esperabamos en el aeropuerto y me tomaba un "lechero" (cafe latté como le llaman por acá), leí la servilleta del lugar que se llama "Café punta del cielo" y entonces pensé que volar en avión si que te acerca al cielo, pero no se compara con las sensaciones que hasta un columpio puede provocar, esos segundos cuando después de agarrar suficiente "vuelito" decides aventarte un brinco y caer mas adelante, ni la sensación que te provoca ir a la velocidad de una montaña rusa con los pies descalzos sintiendo el aire pasar entre tus dedos, ni soltar los brazos y piernas sostenido por un arnés a tu espalda, ni sentir que abrazas el cielo mientras vas comodamente sentado girando alrededor de un poste pintado como caramelo en una feria cualquiera. Eso si es tocar la punta del cielo.
A volar! (aunque sea en sueños), kangoo
No hay comentarios:
Publicar un comentario